Por muy hermoso que pueda ser un atardecer en Praga, en el Río de la Plata o en el Sahara, el amanecer nos espera como una puerta abierta a cualquier posibilidad que podamos inventar, sirviéndole de alternativa. Su belleza se encuentra en su potencialidad luminosa y en el ofrecimiento que nos hace de seguir caminando, incluso aunque solo sea en círculo. Y nuestro deseo de luz no se produce para que quede iluminado algo que pertenece al pasado, como en la imagen hoy irrepetible, que ha sido aniquilado cumpliendo el afán destructivo que caracteriza hoy las sociedades humanas y que pretende sustituir el afán de renovación que caracteriza nuestros mejores momentos. ¿Cómo diferenciar la aurora del ocaso? Solo podemos hacerlo gracias a nuestra disposición a vivir o a descansar, a olvidar, a recordar y a renovar la vida en su constante cambio y en su permanencia inestable, la que proporciona esos momentos de felicidad que dan sentido al recorrido circular
Para mi con ser tan sorprendente, ni me da lugar a buscar mas. Es mas, hasta me cuesta entender muchas veces las explicaciones de los expertos sobre colores, estructuras, formas etc. Lo cierto es que la necesitamos mas que ella a nosotros.
ResponderEliminarSin duda, amigo Carlos. Seria espelndido que todos comprendieramos lo que dices, que la necesitamos mas que ella a nosotros.
EliminarGracias y saludos.